Terminada la historia, puede el narrador alcanzar en el comentario preguntando a los niños si alguno ha leído la biografía del personaje, destacando el libro de que se habla o algún texto sobre el tema comentado. Asimismo sería favorable animarlos a visitar una sección de la biblioteca, antes lista y que va a haber permanecido esconde para los niños hasta este instante, donde se hagan ver libros seleccionados con relación a el tema que haya sido objeto de la narración adaptada. Una vez logrado el texto apropiado, se va a hacer un breve guion donde están consignados los puntos escenciales, repitiendo en voz alta el relato hasta que logre recordarse en todos sus datos, sin la necesidad de preguntar el guión. En todos sus detalles de contenido, no formales, pues sucede en ocasiones que la recitación de un texto antes aprendido de memoria, frecuenta restar espontaneidad al relato, con mengua de interés por parte de los oyentes.
Eso es cierto en lo referente a las historias en sí mismas, pero no respecto a «La Hora del Cuento» en general. Tenemos que aceptar que las historias capaces de producir temor en los niños tienen que desterrarse por completo de «La Hora del Cuento». Aquellas en las que el desenlace suponga una victoria sobre el personaje terrorífico, tienen la posibilidad de aceptarse, siempre que el narrador tenga precaución de dosificar convenientemente las descripciones -17- de tal personaje, tomándolas como una excepción en los programas comunes. Hay que rememorar que, en esta edad, el niño difícilmente considera el cuento como unidad, sino más bien como un conjunto de hechos más o menos relacionados.
El niño se hallaría en una visible desventaja, desanimándose frente a la pobreza de sus resultados. Cierto que las circunstancias, las expresiones, las aventuras y los protagonistas son imaginarios, pero el fondo del cuento, su alma, eso que lleva por nombre «la moraleja», eso sí que es cierto. La presentación tiene una gran importancia en las narraciones orales, pues puede capturar la atención de los pequeños desde el primer instante. Con un auditorio poco basto, por debajo de los veinte pequeños, el narrador poda permanecer sentado, en exactamente el mismo corro de sus oyentes. Todos van a poder -47- verle y oírle con perfección, sin precisar paseos ni cambios de posición, y se mantendrá la dramatización del cuento solo con el tono de voz. La voz es el máximo, cerca del único medio de que dispone el narrador de cuentos para llevar el interés y la emoción del relato hasta sus oyentes.
Otro medio de despertar el interés de sus oyentes va a ser el presentar el relato, o por lo menos la introducción del tema que se trate ahora, en primera persona. Todo relato anunciado en parte o en su integridad en primera persona, tiene asegurado por adelantado el interés de los oyentes. Es la fuerza irreprimible de la verdad, el interés de las experiencias lo que tanto atrae a los muchachos. Entre los temas propios de esta edad hemos señalado las biografías; atendiendo en este momento al modo más favorable de adaptarlas para su narración oral -30- indicaremos que las biografías se prestan de modo perfecto a su presentación en forma adaptada (véase, en pág. 53, «La narración adaptada»). De este modo, se puede ofrecer a los niños incluso las oraciones textuales del personaje biografiado, encuadrándolas en su ámbito. No es conveniente evaluar la paciencia de los que leen, bastante escasa por otro lado, con una larga espera de días y aun de semanas, antes que el libro pedido pueda llegar a sus manos.
Necesidad De La Preparación
Eso fue por la temporada en que Meme empezó a frecuentar la vivienda del señor Brown, y todavía se consideraba indigno de damas el conducir un automóvil. Conque se conformó con la información teorética y no volvió a ver a Mauricio Babilonia en múltiples meses. Más tarde debía recordar que durante el recorrido le llamó la atención su hermosura varonil, salvo la brutalidad de las manos, pero que después había comentado con Patricia Brown la molestia que le produjo su seguridad un poco altiva. El primer sábado en que fue al cine con su padre, volvió a ver a Mauricio Babilonia con su muda de lino, sentado a poca distancia de ellos, y advirtió que él se desinteresaba de la película por volverse a mirarla, no tanto por verla como para que ella notara que la estaba mirando.
Con mayor rigor se rechazarán aquellas historias que se refieran al amor sexual y que están basadas en el relato de la privacidad de los mayores. Estos -42- temas resultan indignos para la edad de los oyentes y, además de esto, no atraen a los niños, si no están acuciados por ya precoces y malsanas curiosidades. También se rechazarán aquellos cuentos de tendencias clasistas, en los que el carácter del protagonista se muestre preciso por la categoría económica a la que forma parte, pues no hay en la verdad virtudes ni defectos únicos de una misma clase social.
El Cuento-tipo
El libro está allí, atrayendo la atención de los lectores con la identidad del título. Pero lo que se van a localizar entre las páginas, poca relación tiene con lo que vieron durante la proyección de la película. Dejando aparte la mayor o menor lealtad del guion cinematográfico con respecto a la obra literaria, adaptada casi siempre con excesiva independencia, queda aún la diferencia, más profunda todavía, que existe entre libro y cine. Resulta necesario prevenir al lector interesante de esta diferencia, para que no lleve a cabo una comparación inconsciente donde exactamente la lectura salga mal parada. Además de procurar una mejor y más intensa preparación anterior, el narrador puede utilizar otros medios de estimular y mantener la atención de los oyentes durante el transcurso del relato.
El del hongo protesta enfadado, pero el cajero pregunta a Emilio si podría probar la veracidad de sus palabras. Emilio, pensando en el dinero, mete la mano en el bolsillo de la chaqueta y lo halla vacío. Solo halla en el fondo, el alfiler con el que había sujetado el sobre para no perderlo. En el momento de la elección del tema que va a deber presentarse en «La Hora del Cuento» se va a tener siempre presente el público a que va destinado, procurando atender a sus gustos y aficiones mucho más destacados. Para que un juego sea entretenido es necesario respetar las reglas que tienden a hacerlo bien difícil.
En este conjunto de recitados encontramos uno que constituye un auténtico cuento, con su presentación de personajes, iniciación del razonamiento, avance y desenlace. Completa su narración en un elemental ensayo de representación, la práctica de ir señalando todos los dedos de una mano del niño, mientras se cuenta, comenzando por el meñique hasta llegar al pulgar, que se termina por acercar a la boca del niño en un rápido movimiento cuando la acción del relato lo señala. Por suerte, todos los chicos escuchan cuentos, aproximadamente ingeniosos, narrados por su familiares o personas que les cubren. Y decimos afortunadamente, pues el relato oral de cuentos significa un factor de relevancia definitiva para la educación de los niños y que no puede ser sustituido por las historias retransmitidas por la radio, la televisión, o grabadas en discos de gramófono. En todas y cada una estas formas mecánicas de la reproducción de la voz humana, hay algo que des humaniza, que perturba. En la directa narración oral, el secreto de la creación de un mundo por medio de la palabra se está haciendo ante la existencia de los pequeños, sin trampa ni cartón, y ellos se dan plena cuenta de esta maravilla.
A esta edad, se concede aún más relevancia a la forma en que pasan las cosas que al hecho mismo de lo que pasa. El desarrollo de la acción presenta mayor interés que el fondo del argumento. Es la temporada donde el niño agrada de modo especial de las repeticiones encadenadas, que le permiten asegurarse de haber comprendido bien el cuento, en tanto que lo que haya podido pasar inadvertido en la primera vez se descubrirá en la segunda o tercera reiteración de la serie.
En este capítulo será en el que presentemos el inicio de la historia, a nuestros personajes y los escenarios. Aquí tendremos que apuntarle al creador cómo será nuestra narración, qué le vamos a plantear en nuestro cuento y quiénes son los individuos y cómo van a actuar durante la trama. Esto que presentamos en la presentación es lo que se quiebra o se altera en el nudo. A la hora de redactar un libro, es esencial que tengas presente de qué manera estructurar la trama dentro del tipo de narración que hayas elegido, sin ignorar qué quieres contarle al lector . Por ejemplo, en Cien años de soledad la trama primordial es la narración de la familia Buendía, la que se instala en Macondo, un pueblo inventado por el escritor Gabriel García Márquez. Por otro lado, las tramas secundarias son las distintas historias que se van contando de todos los individuos que componen las diferentes generaciones de la familia.
¿De Qué Forma Aparece La Trama Narrativa?
No se trata de chillar, y-46- menos aún de superar solo una persona, a fuerza de chillidos, todos los diálogos en voz baja mantenidos por su auditorio. El narrador aguardará unos segundos antes de empezar su relato hasta el momento en que se realice el más completo silencio y, únicamente una vez conseguido éste, empezará a charlar. El caso contrario, el de las referencias a la vida de la ciudad brindadas al niño campesino, tienen que también evadirse, aunque es menos frecuente, pues la mayoría de los cuentos literarios y populares están ambientados en el campo.